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¿El Río nos llevo todo?

 

En Concordia, mi ciudad natal, las casas se hacen chicas cuando los ríos se hacen grandes, ya noexiste eso que llamamos piso, ahora, es un espejo imaginario en la mitad de una ventana. El agua avanza dejando sus marcas, trae tierra, camalotes, víboras, alacranes, piedras, olor, humedad, pero también trae parte de lo que somos, parte de lo
que hacemos, nuestras botellas, nuestras latas, nuestros productos de belleza para ser “mas bellos”, los juguetes de nuestros hijos para que “sean más felices”.
En la esquina de Mitre y P. del Castillo, un hombre le dice al otro, mientras contemplan la calle abarrotada de basura. El más viejo, con tonada entrerriana,
le dice al más joven – En la creciente del 59 el río nos llevó todo, yo tenía tu edad, era gurisito, era. No
paraba de llover ehhh, ¡30 días a pura garúa!.
No tuvimos tiempo de llevarnos nada, el rio nos llevó todo, todo ehh…
Cuando la creciente se va, el rio baja, la gente vuelve, las marcas del agua, a duras
penas se borran de las paredes, y la nostalgia inunda los ojos de muchos
Concordienses, ya acostumbrados a las crecientes.
Los demás seguirán sus vidas, el río también, y mientras tanto,
el rio baja pero no se olvida…
Cuando el rio crece, en Concordia, nuestras vidas se corren por un tiempo de sus
orillas y sus playas, ese rio que ya no es apacible, ni dominguero, ni tampoco un
espejo de agua que nos invita a esperar amaneceres rosados en el horizonte
desde lavadero de jaulas o el Parque San Carlos.
Mientras editaba mis fotos recordaba aquel hombre que hablaba sobre la
creciente del 59 con su última frase que me hiso eco. “El Río nos llevo todo…”
¿El río nos llevó todo lo que tenemos, o nos devuelve todo lo que hacemos?

Manuel Mendoza Mayo 2016.

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